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Una aventura bikepacking en solitario para despedirse de Colombia

Actualizado: 19 may 2022



El pasado mes de febrero de 2022 tuvimos la fortuna de apoyar a Sander Otten, un holandés con más de cuatro años de experiencia apoyando procesos con víctimas de conflicto en Colombia, a realizar su viaje soñado de bikepacking en Colombia para darle cierre a su trabajo en nuestro país. Sander trazó su ruta y tomó nuestros servicios de asesoría a través de una videollamada con nuestros asesores de ciclismo, y alquiló una bicicleta de gravel (nuestra Specialized Diverge) para tener la versatilidad de terrenos que requería su ruta, e ir medianamente ligero para atacar el Alto de letras, el puerto de montaña más largo del mundo. Sander compartió con nosotros las fotografías de su travesía, así que aprovechamos para hacerle algunas preguntas sobre su viaje:

Tingua Hidden Journeys: Gracias Sander por compartir tu experiencia con nosotros, por favor cuéntanos un poco sobre ti: quién eres, de dónde eres, a qué te dedicas…


Sander: Soy Sander Otten, soy de Holanda, crecí allí y estudié en la Universidad de Ámsterdam Ciencia política. A raíz de mis estudios viajé a América Latina donde hice una pasantía en México, a partir de esta experiencia decidí que quería volver a América Latina después de graduarme, así que, durante casi diez años posterior a mis estudios viví en América Latina, en Guatemala y Perú principalmente. Volví a Holanda en el 2014. Durante todo ese tiempo [desde que viví en] América Latina he trabajado en ONGs, organizaciones no gubernamentales, principalmente en temas de derechos humanos, derechos de pueblos indígenas y temas de paz, también acompañando a víctimas del conflicto, y bueno, eso es a lo que me dedico.


THJ: Descríbenos qué tipo de ciclista eres: ¿qué te apasiona? ¿cuánto entrenas? ¿qué experiencias has tenido?


SO: En Holanda utilizamos la bicicleta como medio de transporte, así que yo crecí utilizando la bicicleta. En mi juventud no lo practicaba realmente, solo para moverme de un punto a otro, yo corría y jugaba fútbol. En 2015 compré mi primera bicicleta de ruta y cada año he estado rodando más. Desde 2017 tenemos un grupo de amigos, con ellos salimos mucho, planeamos un viaje a los Alpes cada año, nos encanta subir montañas porque en Holanda prácticamente no tenemos, es un país muy plano. Como te digo, he ido incrementando la cantidad de kilómetros rodados, antes eran unos 5.000 al año, ahora unos 10.000 a 11.000, entonces suelo salir dos o tres veces por semana, sobre todo en primavera y verano cuando hace mejor clima. Siento que aún estoy poniéndome más fuerte, cada año, mientras más tiempo dedico a la bicicleta siento que estoy agarrando fuerza y mejorando mis tiempos, tanto de los tramos que me mide Strava, por ejemplo, en subida, y la recuperación también siento que me cuesta mucho menos tiempo recuperarme después de un esfuerzo grande.


Con mi grupo de amigos, que somos 5, cada año nos vamos a un viaje. Hemos ido dos veces a los Alpes italianos, una vez a los Alpes franceses, hemos estado en Girona, y así cada año planeamos un viaje. Tenemos pendiente Pirineos, Asturias, la Sierra nevada de Andalucía en España y así, muchos lugares más. Prácticamente toda mi experiencia es en bicicleta de ruta, tengo muy poca experiencia en bicicleta de montaña, pero el año pasado conseguí una touring bike, entonces mi objetivo de este año es hacer un viaje largo, de unas tres semanas en Europa del Este viajando en mi nueva bicicleta, una Trek 520, con alforjas atrás. En este sentido los cuatro días en Colombia fueron una buena preparación para mi viaje en bicicleta, quería saber cómo iba a ser viajar de un lado a otro, durmiendo en diferentes sitios y experimentar cómo me sentía, y bueno, fue increíble.


THJ: Bueno pues cuéntanos de tu viaje a Colombia, ¿por qué te llamó la atención planear este viaje en bicicleta?


SO: Pues, los últimos ocho años he estado viajando a Colombia tres o cuatro veces al año por mi trabajo. Siempre me llamó mucho la atención hacer un viaje en bicicleta y también tenía conocimiento de la subida del Alto de Letras. Sentía muchísimas ganas de lograr este gran reto. Los ciclistas colombianos son muy famosos en Holanda y en Europa, y cada vez hay más ciclistas de Europa preparándose en Colombia, entonces el país es cada vez más conocido como un destino para gente que le gusta la bicicleta. Juntando estos diferentes argumentos, decidí que quería hacer un viaje y lo que más me llamó la atención era bikepacking, porque me daba la oportunidad de viajar de un lugar a otro sin hacer solo loops desde el mismo punto, sino arrancando desde un nuevo destino cada día. Hice mi ruta con base en sitios que aún no conocía en el país, incluyendo el Alto de Letras que era, para mí, el reto más grande.


THJ: Tú creaste tu propio itinerario y lo revisamos con uno de nuestros asesores de ciclismo. ¿Qué le recomendarías a otros ciclistas que quieren trazar su propio recorrido?


SO: Pues, yo tenía claro que quería ir de Bogotá a alto de Letras y luego a Manizales, así que miré el mapa, obviamente hay muchas aplicaciones como Komoot y como Strava, yo personalmente utilizo Strava, y diseñé una ruta que no pasaba por las carreteras principales. Quería andar por una carretera secundaria, sin mucho tráfico, ir más tranquilo, y me di cuenta de que no había tantas opciones. Estuve mirando en Google Maps, felizmente se puede halar el hombrecito amarillo a la carretera y mirar qué tipo de carretera es, así que con base en esto decidí mi ruta y después de haberla diseñado la revisé con Ómar. Fue muy útil conversar con él porque, obviamente, verlo en la compu es una cosa, y recibir la retroalimentación de una persona que conoce es otra. Fue muy bueno escuchar que, efectivamente, esta ruta iba a ser muy bonita, y que definitivamente necesitaba una gravel bike, que no se podía hacer con una bicicleta de ruta por la cantidad de trocha que tiene, cosas así. Eso fue muy importante para mí, tener la claridad de que la ruta que yo había escogido efectivamente no iba a ser extremamente complicada, y que iba a ser bonito. A través de la llamada también él pudo decirme cuáles iban a ser paradas estratégicas a la hora de subir a alto de letras, también saber dónde dormir durante los cuatro días de viaje. Ya lo tenía más o menos claro y él me confirmó que esos serían los lugares más adecuados. Incluso me recomendaron un hotel en Mariquita, todo eso fue muy útil.


THJ: ¿Cómo te fue durante el viaje? ¿Tuviste alguna sorpresa? ¿Qué fue lo que más te gustó?


SO: Fue súper bien en realidad. Cada día salía alrededor de las seis de la mañana, cuando el sol justo estaba subiendo, salvo el último día que salí un poquito más temprano, el día que subí el Alto de Letras. Lo que me gustó muchísimo fue, especialmente, el segundo, tercer y cuarto día, pues, salir temprano y estar en la naturaleza y notar como todo el mundo se está despertando. Hay todavía muy poco tráfico a las seis y hay muchísimos pájaros. Se respira un aire y se escuchan unos sonidos muy, muy bonitos. Eso sí fue muy lindo, las mañanas estando en la naturaleza, con los animales, con las hermosas vistas, y pasando por puestos donde las señoras venden jugo de naranja natural, los puestecitos de desayuno, eso fue increíble. Pero lo que más me gustó, fue el contacto con la gente, cada parada, no era una parada corta de cinco o diez minutos, sino que me quedaba, no sé, media hora, una hora conversando con la gente. Tuve muchos encuentros muy bonitos con personas en el camino, casi todos los días tuve encuentros con personas especiales que me ayudaron, que estaban muy interesados en el viaje, también me comentaron mucho de su propia vida. Conocí a señoras que trabajaban en un pequeño restaurante, que me daban de desayunar, que me dieron café, y que me comentaron de su vida, de cosas tristes y también de cosas bonitas. En general sentía que muchas personas estaban algo sorprendidas de encontrarse con un chico extranjero viajando solo, les llamó a todos mucho la atención. Y todos muy dispuestos a ayudar. Las personas en el camino fueron maravillosas en todos los sentidos, en los cuatro días, así que eso fue lo que más me gustó.


Creo que la moraleja de la historia es que, si tú te acercas a personas en el camino, las personas van a querer hablar contigo, van a querer compartir contigo y van a estar, generalmente, interesadas en ayudarte de la manera que puedan. Eso fue una sorpresa, es decir, tenía la esperanza de que pasara y realmente así sucedió, eso me gustó mucho.

THJ: Qué linda experiencia, ¿Tienes alguna anécdota de tu viaje que quieras compartir para inspirar a otros ciclistas?


SO: Creo que una de las cosas que más me gustó fue, obviamente, tener un plan, pero luego también estar dispuesto a salir del plan, y eso me pasó el primer día. Al final del primer día, cuando de repente vi un rótulo para ver una catarata cerca de El peñon, Cundinamarca, y el camino hacia la catarata tenía cuatro kilómetros. Lo tomé, no era parte de la ruta, y el camino se fue achicando. Primero de trocha, luego piedra, luego apenas un sendero donde ya no podían entrar carros ni nada, y luego llegué a una casa donde la señora me vio y la primera cosa que me dijo es si ya había almorzado, porque justo estaba friendo plátanos. La verdad había almorzado una hora antes, pero los platanitos fritos olían tan rico que dije que sí pero que con muchísimo gusto podría tomar algo y comer alguno de sus plátanos. Entonces, quince minutos después estaba ahí, con toda la familia que estaba almorzando y yo compartiendo con ellos. Luego, el padre de la señora, un viejito, me llevó a mostrarme la catarata que quedaba justo detrás de la casa. Fue una cosa inesperada y muy bonita, yo creo que ese tipo de encuentros siempre ocurren cuando, tienes el plan establecido y la disponibilidad de salir del plan, luego cuentas con suficiente tiempo. Quiero decir, no planificar hacer doscientos kilómetros en un solo día, sino, no sé, tal vez ochenta, noventa, cien, lo que le apetezca y de acuerdo con la fuerza que tenga, pero también disponer el tiempo de tener encuentros y salir del plan de vez en cuando.


THJ: ¿Cómo te sentiste rodando sólo? ¿Qué le recomendarías a ciclistas que quieren tener esa experiencia en solitario?


SO: Fue mi primera vez rodando sólo cuatro días consecutivos. Lo recomiendo de todas las maneras, justamente porque siento que cuando estás sólo estás mucho más dispuesto a tener contacto con la gente a tu alrededor. Cuando estás con otra persona, un amigo, una amiga, una pareja, pues te quedas, supongo yo, dentro de la dinámica de las dos, tres, cuatro personas. En cambio, cuando estás sólo, sobre todo cuando estás en un país que no es el tuyo, un país extranjero, yo creo que rodando solo te permite vivirlo más intensamente y tener más posibilidad de tener encuentros con las personas con las que te topas en el camino.


Obviamente, tener un cierto grado de conocimiento de tu bicicleta es importante, porque sí me pinché en una parte donde justo había subido una cuesta, La Palma quedaba ocho kilómetros detrás de mí, y para Caparrapí faltaban quince kilómetros o algo así, no había nada entonces tenía que arreglar mi llanta. No es una reparación muy complicada, pero uno sí debe saber cómo hacerlo, entonces tener un conocimiento básico de cómo arreglar pequeños problemas de la bicicleta sí me parece esencial para hacer este viaje en solitario, sobre todo en países donde hay tramos largos donde no hay asentamientos, donde no hay gente, no hay tiendas. Y la última recomendación es llevar ropa para todos los climas. Cuando salí de Mariquita hacía bastante calor, y cuando llegué a Alto de Letras, supongo que hacían unos cinco grados, además de la lluvia, y llegué con muchísimo frío allá arriba. Entonces, sí, lo importante para países montañosos como Colombia es llevar ropa adecuada y suficiente.


THJ: Gracias Sander por compartir tu experiencia, para terminar por favor cuéntanos, ¿Cuál es tu próxima meta de ciclismo? ¿Qué otros planes de viaje en bicicleta tienes?


SO: Bueno, el año 2022 arrancó bien con haber logrado mi meta de alcanzar el Alto de Letras, eso fue también un entrenamiento no sólo físico sino mental para el Mallorca 312, que es un desafío de rodar 312 kilómetros en la isla de Mallorca durante un día, el 30 de abril. Va a ser la distancia más larga que he recorrido en mi vida, unos 5.000 de desnivel, la salida es a las seis y la llegada a las ocho de la noche, entonces tenemos 14 horas para cumplir el reto. Eso es algo que no es tan fácil, pero estoy entrenando para ello, faltan nueve días y espero lograrlo. Aparte de eso también quiero hacer un viaje de bikepacking más largo, espero hacer algo de unas dos, máximo tres semanas, en junio. Y en octubre voy a hacer la Eróica, que es el evento de ciclismo en Italia, en Toscana, donde se deben utilizar bicicletas que tienen al menos treinta años de antigüedad y uno pasa por las rutas, los caminos de Strade Bianche, que suelen ser caminos de trocha con polvo blanco, y eso, en una bicicleta antigua, no con geles ni barras energéticas sino con sándwiches y con vino, como se hacía en los años 50 del siglo pasado. Entonces esos son mis retos en bicicleta.

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